
La importancia de la teoría positivista del derecho en el iuspositivismo
El positivismo legal, también conocido como iuspositivismo, es una corriente de pensamiento que se basa en la idea de que debe existir una clara separación entre la moral y el derecho. Esta teoría rechaza cualquier vínculo lógico entre ambos conceptos y define las instituciones jurídicas como una forma específica de instituciones sociales.[1]
Introduccióneditar
El iuspositivismo sostiene que derecho y moral son diferentes, ya que el derecho existe independientemente de si se ajusta o no a una determinada concepción moral. Es decir, una norma jurídica puede existir sin necesidad de una justificación moral, aunque esta puede influir en su efectividad o legitimidad. Por consiguiente, una ley puede ser legítima o ilegítima —siendo lo ideal lo primero—, sin embargo, una ley puede ser inmoral, pero sigue siendo ley.
El iuspositivismo ha estado presente desde tiempo antiguo junto con el derecho en sí mismo, sin embargo, alcanzó su desarrollo teórico más completo gracias a los escritos de filósofos como Thomas Hobbes (creador de Leviatán) y Jeremy Bentham (fundador de la doctrina utilitarista). No obstante, el principal exponente del iuspositivismo es el jurista austríaco Hans Kelsen, autor de Teoría pura del derecho (1.ª ed. 1934, 2.ª ed. 1960).
Para algunos partidarios del iusnaturalismo —el enfoque opuesto al iuspositivismo—, este último es considerado "malo" o "inmoral" porque apoya la existencia del derecho injusto. No obstante, como se verá más adelante, hay diferentes tipos de iuspositivismo y algunos defensores de esta corriente también cuestionan las leyes injustas y la obediencia a estas, sólo que no las niegan como verdaderas leyes, sino que las consideran derecho injusto. [cita requerida].
Contraste entre ética y ley en la perspectiva del iuspositivismoeditar
Existe una clara diferenciación entre el derecho y la moral en cuanto a sus formas de imposición. Aunque ambas persiguen la regulación del comportamiento humano, mientras que el derecho cuenta con la capacidad de ser impuesto por la fuerza del Estado, la moral carece de esa coercibilidad. Es decir, el Estado tiene el poder de hacer cumplir el derecho a través de sanciones y medidas coercitivas, mientras que la moral solo tiene la influencia de las creencias y valores individuales. Por tanto, la moral es de naturaleza voluntaria y autónoma, mientras que el derecho es de naturaleza obligatoria y externa.
Mientras que el derecho se enfoca en regular las conductas externas con un enfoque objetivo y coercible, la moral se enfoca en las conductas internas de manera subjetiva y unilateral. Además, el derecho puede ser obligado por el Estado, mientras que la moral es una elección personal y voluntaria. Cada uno cumple una función diferente y complementaria en la sociedad, por lo que su separación conceptual es necesaria y beneficios para la convivencia pacífica y justa.
Divergencias y perspectivas del positivismo legaleditar
El positivismo jurídico y su visión analítica
Dentro de la corriente del positivismo jurídico, la concepción analítica del derecho ha sido la que ha perdurado en el tiempo.
Esta filosofía se caracteriza por su enfoque en el estudio del lenguaje y por el uso de métodos analíticos para entenderlo. También se centra en cuestiones lógicas, metaéticas y relacionadas con la acción humana, dejando de lado otros temas de la filosofía práctica, especialmente los ético-normativos.
Crisis del positivismo jurídico
Actualmente, algunos filósofos y juristas afirman que el positivismo jurídico está en crisis, ya que se ha redescubierto la importancia de la ética en el derecho. Sin embargo, esta crisis no implica que se haya adoptado la corriente del iusnaturalismo clásico o que se la considere como tal.
La crisis del positivismo jurídico se debe principalmente a su incapacidad para resolver problemas ético-jurídicos cada vez más complejos en la sociedad actual. A pesar de esto, hay una tendencia creciente entre aquellos que se oponen o rechazan el positivismo, que apuntan a que es necesario un enfoque diferente en la filosofía jurídica.
Clases de iuspositivismoeditar
Durante la primera mitad del siglo XIX, en Alemania hubo un desarrollo de diversas corrientes doctrinales que se enfocaban en estudiar el derecho como una entidad propia y autónoma. En un principio, la escuela histórica, liderada por Friedrich Karl von Savigny y Gustav von Hugo, resaltó la importancia del contexto histórico en los sistemas jurídicos, enraizándolos a territorios, sociedades y coyunturas específicas. Para ellos, no existe un derecho universal, sino que cada comunidad crea su propio sistema legal.
Esta perspectiva dio lugar al desarrollo dogmático de este enfoque, que profundizó en el análisis de las normas jurídicas y de sus relaciones lógicas. Así surgó la jurisprudencia conceptual, cuyo objetivo es construir un sistema riguroso y completo de conceptos jurídicos formales. En este sentido, el derecho se identifica con un sistema conceptual obtenido a través de una metodología estricta y formalista.
Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XIX, surgó una reacción contra los excesos del formalismo liderada por Rudolf von Ihering, quien a su vez fue uno de los representantes más destacados de la jurisprudencia conceptual. Esta nueva corriente, llamada jurisprudencia de intereses o jurisprudencia finalista, enfatizará en que el derecho tiene la función de garantizar y proteger los intereses humanos y las expectativas vitales, así como de lograr objetivos socialmente deseables. Para ellos, el derecho es un cuerpo vivo y no un sistema lógico, por lo que la interpretación de las normas debe hacerse en función de estos fines sociales.