
Descubre el arte del piñero en nuestro taller en Alcoy
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Hace tres décadas, José Piñero se iniciaba en el arte de la pintura mural con aerógrafo en las paredes de establecimientos del sector hostelero. Hoy en día, cuenta con un equipo de 60 personas y su taller abarca cinco naves industriales en Alcoy, un municipio de Alicante. Desde allí, se elaboran piezas únicas de vajilla y cristalería que son exportadas a restaurantes de renombre internacional.
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La empresa ALICANTE PLAZA SL ha sido beneficiada con una ayuda de 26.600€ otorgada por la administración autonómica gracias a la Dirección General de Empleo y Formación de la Generalitat Valenciana. Estos fondos están destinados al cumplimiento del Programa ECOVUL/2020, que tiene como objetivo fomentar la contratación indefinida de ciertos colectivos vulnerables. Además, también ha recibido una subvención por parte de Conselleria d’Educació, Cultura i Esport para la promoción y fomento del valenciano. Para garantizar la transparencia, se difunde esta información por este medio.
El cefalópodo en busca de la luz del gastroSol
El despacho principal de José Miguel es un lugar impresionante, digno de ser admirado como una biblioteca antigua o un laboratorio secreto de un alquimista. Las estanterías elegantes, con libros meticulosamente tallados en madera de caoba, el techo adornado con figuras geométricas y un maravilloso cuadro vintage de Magallanes. También se encuentra una silla tallada única sobre la que descansa una enorme langosta, una vitrina dorada y una mesa "mágica" donde José pasa horas y horas trabajando con los chefs. Añade un escritorio cubierto de blocs de dibujo, cientos de lápices de colores y bolígrafos que, como él mismo dice, "solo funcionan dos veces...". Al entrar aquí, no sorprendería ver sentado a Tim Burton en esta cripta de ideas.
"Mi trabajo es tan fascinante y complicado como hacer realidad las fantasías de otros, mezclando la creatividad de los chefs con mi propia paranoia", comenta Piñero mientras colorea un boceto a lápiz de un cangrejo que pronto se convertirá en una hermosa pieza de vajilla. Así como lo hizo antes con el pez limón de Quique Dacosta, las "manos líquidas" de Dabiz Muñoz o la peculiar paellera con patas de pollo de Albert Adrià. "Nuestro objetivo no es solo diseñar un plato para ser comido, sino crear una experiencia única", concluye este artista.
Ahora, trasladaos a la historia del caracol. José Miguel siempre se ha afirmado que no era muy bueno en los estudios. Prefería dedicar todo su tiempo a dibujar, admirando a su hermano Antonio, estudiante de Arte, y su amor por las Bellas Artes en la casa familiar en Alcoy (Alicante). "No repetí ningún curso porque estaba decidido a ingresar en la Escuela de Artes y Oficios, aunque finalmente la abandoné antes de terminarla porque quería comenzar a trabajar", recuerda. Incluso, tuvo suerte durante el servicio militar, ya que le permitió cambiar el fusil de maniobras por un pincel y una paleta de colores cuando lo destinaron a...